Bibliografía



LA CONDESA DE MALIBRÁN

“La Ciudad de Veracruz siendo el Puerto más importante del País fue el escenario de una lascivia ficción llena de locura y terror, la leyenda de una misteriosa mujer, La Condesa de Malibrán…

Esta leyenda cuenta la vida azarosa de una mujer que llegó a Veracruz a mediados del siglo XIX, hablamos de Beatriz, algunos aseveran apellidaba del Real y Herrera, quien fuera esposa de un conde de la corona española que frecuentemente viajaba por períodos largos. El matrimonio se asentó en la Ciudad por las calles de Lafragua y Malibrán, que en aquellos tiempos existió por ahí un rancho y un panteón que tenían por nombre Malibrán; vivían en una mansión sumamente lujosa, por ello fue conocida por los ciudadanos como la Condesa de Malibrán. Con la periodicidad que el conde salía, la condesa se sentía sola y es por eso que le gustaba organizar fastuosas fiestas en su residencia, para minimizar su soledad.

Veracruz, por ser un puerto de gran trascendencia, siempre llegan barcos de todas partes del mundo, y en ellos tripulantes, en su mayoría varones dedicados al comercio, algo que en ese período no era la excepción; la hermosa condesa buscaba algún atractivo visitante que le agradara para invitarlo a las celebraciones que organizaba en su mansión durante la ausencia de su esposo. Conforme se empezaban a retirar los invitados, la dama se quedaba solo con su acompañante en turno; se dice que después de cada festejo, y con el transcurrir de los días, el acompañante en cuestión jamás volvía a ser visto.

Los cuchicheos no tardaron en escucharse ante las irregularidades que se suscitaban en la majestuosa casa y que los vecinos atestiguaban durante las grandes celebraciones que la solitaria condesa organizaba en las que acudían la gente adinerada de Veracruz y entre los invitados se veía a algún desconocido jovencito, nunca el mismo. Al principio nadie prestaba atención a la presencia de estos jóvenes bien vestidos, pero en la Ciudad empezó a ser cada vez más frecuente la desaparición de marineros y jóvenes extranjeros que no llegaban a sus destinos.

Esta arrebatada mujer anhelaba ser mamá, pero la breve intimidad con su esposo limitaba la posibilidad de ello llegando inclusive a suponer un maleficio; por mucho tiempo se supo que frecuentaba a una bruja que vivía en la zona turbia cercana al Puerto, para que le quitara el hechizo, hasta que logró embarazarse, solo que al nacer salió disforme y por ese hecho lo trató de ocultar dejándolo al cuidado de la servidumbre.

Un día, semanas después de haber dado a luz la condesa, el conde regresó de un largo viaje, y al abrirle la puerta el criado con el niño en brazos, lo que le causó extrañeza, y al preguntar por la criatura, le dijeron la verdad de su nacimiento por lo que presto se dirigió rápidamente hacia la recámara para exigir una explicación a su esposa y cual fue sorpresa que la encontró en brazos de su joven amante… enfurecido se abalanza sobre los infieles y con la espada desenvainada mata a los dos.

El conde entra en shock emocional al no comprender los sucesos, entonces el fiel paje relata al conde la vida licenciosa de la condesa de Malibrán y cómo ésta mataba a sus amantes, se bañaba con la sangre de ellos para después, con ayuda de los vasallos, lanzarlos al pozo lleno de lagartos que se situaba en la propiedad y así borrar toda evidencia de los incautos jóvenes; acto seguido, el conde arroja con sus propias manos los dos cuerpos junto con el del infante al pozo plagado de lagartos.

Se dice que el buen conde quedó trastornado perdiendo su cordura y que muy seguido se le veía vagar por las calles del Puerto gritando fuertemente “justicia, justicia, y, que muera la condesa de Malibrán”. Los vecinos alrededor de la mansión aseguraban escuchar lamentos, y que veían en las ventanas y deambular por la propiedad, la silueta de una mujer bien vestida… otros más atrevidos manifiestan ver a la condesa de Malibrán caminar por las calles de la ciudad después de la media noche… ”.